Érase una vez que en el reino de Inglaterra
a falta de recursos al rey Guillermo
III se le ocurrió poner un impuesto a
las ventanas para tratar de cubrir los serios problemas económicos por los
que atravesaba su reinado. Sus supuestos eran los siguientes: quienes más ventanas poseían en un hogar
eran aquellos que más recursos y posibilidades tenían, desde luego y como
siempre en la historia de pasar “gato por liebre” se aducía que estos eran unos
pocos, y que además, no iba a tributar la mayoría del pueblo pues quienes más ventanas
poseían, eran precisamente los más ricos. Desde luego, y como era de suponerse
la historia fue diferente.
Tan diferente que incluso en el
libro “La riqueza de las naciones”
Adam Smith criticó la existencia de dicho impuesto. Como era de esperarse, el
rey no contaba con la astucia de quienes eran sus víctimas, en realidad todo
súbdito de su reino. Estos al observar que pagaba más quien más ventanas tenía,
empezaron a cerrar y tapar ventanas en sus casas, al punto de que en algunos casos
las ventanas se comenzaron a colocar en los techos para escapar al castigo y desde
luego, a la vista de los controladores de ventanas (agentes dedicados a
contabilizar el número de ventanas para poder recaudar el impuesto).
Finalmente ocurrieron dos cosas:
número uno resultado predecible y esperado, cayó la recaudación del rey y
segundo, rápidamente las enfermedades surgieron en el reino por la falta de
ventilación y luz dentro de los hogares ingleses. Una vez más se comprobó que una
mala medida, lograba exactamente lo contrario de lo que se pretendía.
Hoy en la actualidad de magoolandía, entiéndase Ecuador bajo el
reinado de Lenín Moreno se está aprobando un impuesto al retiro de efectivo para
montos igual o superiores a 5.000 dólares americanos. Una vez más se aduce que
no va a afectar a la mayoría y además cosa aún más curiosa se argumenta que “aquí
usamos mucho dinero… en efectivo” idea tan extraña como carente de sentido
económico. ¿Qué va a suceder?
Sencillo, la gente en lugar de
colocar su dinero en el banco va a aumentar sus saldos en efectivo no depositando
su dinero en el sistema financiero, logrando desbancarizar aún más nuestra economía y segundo, con ello caerá aún más la recaudación que el gobierno a
como da lugar intenta obtener.
Desde luego, las víctimas directas
del impuesto serán aquellas que no puedan escapar al sistema, pero al final del
día pagaremos todos, pues los impuestos jamás son neutros y al igual que en el
impuesto a las ventanas que se colocó en Inglaterra, pronto surgirán los efectos
no esperados sobre nuestro sistema financiero y económico.
Sólo cabe sumar a lo dicho, que
el impuesto al retiro de efectivo tiene en el Ecuador un primo lejano, el
impuesto a la circulación de capitales que para aquellos que llevamos registro
de la actividad económica y política del país, ayudó en parte a precipitar la
crisis a la que algunos llamaron la
crisis de los bancos a finales del siglo pasado. Situación que por cierto
no debemos perder de vista cuando hablamos de este novel impuesto.
Una última reflexión si se me
permite, Lenín, Correa y Glas son
parte de Alianza País, revolucionarios y socialistas del siglo 21, por lo que
naturalmente no podemos esperar resultados distintos de los ya sufridos durante
la década espantosa.
Seguimos conversando,
Joselo Andrade Rada
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